Un asunto tormentoso y duro. Una historia de prevaricación, usurpación y engaño. El de Atahualpa es un caso digno de mención.
Hijo del poderoso Inca Huayna Capac Inticusi Huallpa (“el genio perfecto del Sol, juventud floreciente”), fue el último gobernante de un imperio centenario.
Pero, ¿cómo llegó al poder el hijo ilegítimo? Nombrado gobernador de Quito por su hermano Huáscar, legítimo sucesor de Huayna Capac, no aceptó de buen grado el papel al que había sido relegado. Había un rey en èl. Y se convirtió en rey, usurpando el trono de su hermano, luego de derrotarlo en una sangrienta batalla cerca del Cuzco y tomarlo prisionero.
Era la primavera de 1532. Sólo unos meses después, el destino se invirtió. Y el destino perpetró su venganza. Con la llegada de los conquistadores.
Fue entonces cuando cayó víctima de una vil trampa de Francisco Pizarro. Al llegar a Cajamarca, fue hecho prisionero por los hombres del Conquistador. Ofreció, a cambio de su libertad, un colosal rescate: una cantidad de oro Inca, suficiente para llenar una habitación de 90 m².
Sin embargo coma fue en vano. El traidor Pizarro retiró el oro y ordenó matar a Atahualpa. Para evitar la hoguera coma un castigo reservado por los cristianos para los idólatras, pero considerado por la religión Inca como obstáculo para el acceso al más allá, se convirtió al Cristianismo. La pena se convirtió en muerte por estrangulamiento.
Así, el 29 de agosto de1533, el último gobernante Inca murió por traición. Y el Perú cayó para siempre en manos de los españoles.
Peter Paul Huayta Robles