Novedad absoluta en el campo de la ingeniería de automoción. El pasado 3 de febrero en el Politécnico di Milano se presentó el Driving Simulator Lab, un simulador de conducción de última generación con un coste superior a los 5 millones de euros.
Su alto rendimiento, gracias al monitor de 629 pulgadas, se pondrá al servicio de los fabricantes de automóviles, Centro de Investigación y fabricantes de componentes de automoción.
El proyecto pertenece a VI-Grade, una empresa especializada de Tavagnacco (Udine), con la colaboración de Todema de Cesana Brianza (Lecco) para el diseño del hardware. Fue el Politécnico el que coordinó todo.
La especificidad de este dispositivo no radica tanto en su tamaño (se mueve en un espacio de unos 20 m²), sino en sus tiempos de reacción. Incluso los simuladores de última generación tiene un retraso de 100 milisegundos entre el comando del conductor y su ejecución, llamado latencia: lo suficiente para que las pruebas de conducción no sean realistas. El Driving Simulator Lab, Por otro lado, logró reducir este retraso a 20 milisegundos. En consecuencia, la experiencia de conducción está garantizada.
El simulador consta de una cabina biplaza, que se desliza sobre cojines de aire y se mueve mediante cuatro cables, cada uno controlado por un monitor. Por lo tanto, el vehículo se mueve suavemente en todas las direcciones. Todo el sistema está controlado por una computadora central, que a su vez controlan otras ocho: cada una con funciones específicas para los distintos componentes. Para hacer la experiencia aún más realista están la mega pantalla y los sonidos que reproducen el entorno externo.
Peter Paul Huayta Robles